(Buenos Aires)
La excelente muestra "Glauber Rocha, del hambre al sueño"
en el Malba dio origen a un catálogo bilingüe con fotografías, textos de
Glauber Rocha, ensayos, filmografía y bibliografía acerca de la obra del mítico
cineasta brasileño.
Una muestra de fotografías en el Malba, la exhibición de sus films,
libros, manuscritos, guiones y otros elementos de la obra del mítico creador
brasileño dieron origen a un catálogo bilingüe de 398 páginas editado por el
Museo de Arte Latinoamericano. Glauber Rocha, nacido en la ciudad de Bahía fue
definido por otro escritor brasileño también de Bahía, Jorge Amado, con estas
palabras : “San Jorge con la lanza levantada contra el dragón de la maldad,
barroco desbordante, inquieto, jamás completamente satisfecho, buscador de
nuevos horizontes, iniciador de caminos. En verdad su horizonte es Bahia, sus
caminos son los del Brasil. Nunca será ciudadano de otro burgo, jamás levantará
su tienda en otra arena. Va por el mundo conduciendo el asombro, el grito y el
relámpago. Pero sus pies marchan siempre hacia la Praca de Pelourinho donde
está plantado su corazón
Parido en Bahía del connubio de la ciudad con el sertón, del pueblo
con la tierra, de lo antiguo con lo moderno, del pasado con el futuro. Aparece
en las encrucijadas, está al frente de los demás, sabe el secreto entero y anda
con el pecho abierto. Glauber Rocha, otra fuerza de la naturaleza, catarata, un
incendio”.
Indisolublemente ligado al Cinema Novo brasileño, el nombre de
Glauber Rocha connota también la expresión de una estética propia y de un alto
compromiso político.
La importancia de ese movimiento además de su volumen cuantitativo
y su valor cualitativo residió también en el hecho de haber, en cierto modo,
trasladado desde el continente una problemática que al menos al principio
parecía circunscribirse a Europa: la de nos nuevos cines, o “nouvelles vagues”
Para el sociólogo argentino Horacio González de quien se incluye un
texto en el catálogo, el debate más específico de Glauber Rocha era con el
aparato de crítica literaria, a la que acusaba de desentendimientos y
omisiones.
“Ningún críticio lukacsiano, tipo Carlos Nelson Cutinho, Leandro
Konder, representantes del pensamiento de Lukács, de Gramsci, escribió un
ensayo sobre Jorge Amado, el mayor novelista realista socialista del mundo, tan
importante como Brecht para el romancero popular. ¨...”Se la pasan escribiendo
sobre Joyce, que es el fin de la novela idealista, no el comienzo de algo, o
sobre Thomas Mann, que es la culminación del marxismo-freudismo de la filosofía
europea, que es el fin de otro trip”. Pensamientos familiares en todos los
debates que se han atravesado entre nosotros, dice González.
Para el sociólogo argentino, Glauber Rocha “gustaba de la paradoja
provocadora, del coqueteo con el marxismo en el que no creía ...”. También dice
Horacio González: Glauber tenía una versión sobre la Argentina. En uno de sus
programas de Abertura le hace una sutil entrevista a Hugo del Carril, del que
conocía toda su filmografía de un modo que es raro encontrar ahora entre
nosotros. En uno de sus manifiestos, Estética del sueño, de comienzos de los
setenta, critica La hora de los hornos de Solanas porque se le ocurre que
atiende sólo a un costado de “agitación y polémica” y elogia a Borges como
autor de un arte revolucionario que “libera a través de la irrealidad”.
“¡Menuda polémica!” dice González, “difícil encontrarle el ámbito propicio en
la Argentina. Uno de los films posteriores de Solanas, dedicado a Glauber
Rocha, restituye a la distancia, la razón de una polémica esencial que nadie
tuvo tiempo de tratar, quizá porque nunca hubo tiempo para tratarla”. También
se pregunta Horacio González: “¿Hay una teoría del cine?” y él mismo responde:
“Si la hay completa, puede buscársela en Kracauer, en Deleuze y en Bazin. Si la
hay trunca, excitable, caprichosa pero vital, en el latinoamericano Glauber hay
que buscarla. Su cine es una investigación inconclusa sobre la realidad de las
artes contemporáneas junto al demonio de la política”.
Estética del hambre
En su Tesis presentada durante las discusiones en torno al Cinema
Novo, en ocasión de la retrospectiva realizada en la Reseña de Cine
Latinoamericano, en Génova, en 1965, Glauber Rocha se expide acerca de las
estéticas en América Latina. A continuación se transcriben algunos fragmentos:
“La esterilidad: aquellas obras encontradas en gran cantidad en
nuestro arte, en donde el autor se castra en ejercicios formales que todavía no
alcanzan la plena posesión de sus formas, el sueño frustrado de la
universalización; artistas que no despertaron del ideal estético adolescente.
Así vemos centenares de cuadros en las galerías, empolvados y olvidados, libros
de cuentos y poemas, piezas teatrales, filmes, que sobre todo en Sao Paulo,
provocaron inclusive quiebras...
El mundo oficial encargado de las artes generó exposiciones
carnavalescas, en varios festivales y bienales, conferencias fabricadas,
fórmulas fáciles de éxito, cocktails en varias partes del mundo, además de
algunos monstruos oficiales de la cultura, académicos de Letras y Artes,
jurados de pintura y delegaciones culturales por el exterior.
Monstruosidades universitarias: las famosas revistas literarias,
los concursos, los títulos”...
La histeria: un capítulo más complejo. La indignación social
provoca discursos impetuosos. El primer síntoma es el anarquismo que marca la
poesía joven hasta hoy (y la pintura). El segundo es una reacción política del
arte que hace mala política por exceso de sectarismo. El tercero y más eficaz
es la búsqueda de una sistematización para el arte popular. Pero el equívoco de
todo esto es que nuestro posible equilibrio no resulta de un cuerpo orgánico,
sino de un titánico y autodevastador esfuerzo en el sentido de superar la
impotencia; y en el resultado de esta operación de fórceps, nosotros nos vemos
frustrados, sólo en los límites inferiores del colonizador: y si él nos
comprende, entonces no es por la lucidez de nuestro díálogo sino por el
humanitarismo que nuestra información inspira.
Una vez más el paternalismo es el método de comprensión para un
lenguaje de lágrimas o de mudo sufrimiento. El hambre latino, por eso, no es
solamente un síntoma alarmante: es el nervio de su propia sociedad. Ahí reside
la trágica originalidad del Cinema Novo delante del cine mundial: nuestra
originalidad es nuestro hambre, y nuestra mayor miseria es que este hambre,
siendo sentido, no es comprendido”....
Para el escritor norteamericano Paul Auster, el arte del hambre
puede describirse como un arte existencial, “es una forma de enfrentarse con la
muerte, dice, y “cuando hablo de muerte no me refiero a la concepción que
tenemos de ella en la actualidad: sin Dios, sin esperanza de salvación. Muerte
como el final súbito y absurdo de la vida”.
“No creo que hayamos llegado más lejos”, dice Auster, “incluso es
posible que hayamos estado aquí mucho más tiempo del que queremos admitir. Sin
embargo, en todo este tiempo, sólo unos pocos artistas han sido capaces de
reconocerlo".
Sin duda uno de esos artistas del hambre ha sido Glauber Rocha.
Estética del sueño por Glauber Rocha
“El peor enemigo del arte revolucionario es su mediocridad. Delante
de la evolución sutil de los conceptos reformistas de la ideología
revolucionaria imperialista, el artista debe ofrecer respuestas revolucionarias
capaces de no aceptar, en ninguna hipótesis, las evasivas propuestas. Y, lo que
es más difícil, exige una precisa identificación de lo que es arte
revolucionario útil al activismo político, de lo que es arte revolucionario
lanzado a la apertura de nuevas discusiones, de lo que es arte revolucionario
por la izquierda e instrumentado por la derecha...”
...“Hoy me niego a hablar de cualquier estética. La plena vivencia
no puede sujetarse a conceptos filosóficos. El arte revolucionario debe ser una
magia capaz de embrujar al hombre a tal punto que él no soporte más vivir en
esta realidad absurda.
Borges, superando esta realidad, escribió las más liberadoras
irrealidades de nuestro tiempo.
Su Estética es la del Sueño. Para mí, es una iluminación espiritual
que contribuye a dilatar mi sensibilidad afroindia en la dirección de los mitos
originales de mi raza. Esta raza, pobre y aparentemente sin destino, elabora en
la mistica su momento de libertad”...
“No justifico ni explico mi sueño, porque él nace de una intimidad
cada vez mayor con el tema de mis filmes, sentido natural de mi vida”.
(de la conferencia leía en Columbia University New York, enero de
1971 y publicada en español en la revista La Caja, junio-julio de 1983 y
reproducida por Kilómetro 111, Nro. 2 en Septiembre de 2001).
La presentación del catálogo está a cargo de Eduardo F. Costantini
(h) y de Ava Rocha, además curadora de la muestra junto con Paula Gaitán. El
catálogo incluye además textos de Alfredo Guevara, Ismail Xavier, David Oubiña,
Adrián Cangi, Jean-Paul Fargier, Claudio M. Valentinetti, Serge Daney, Pedro
Paulo Rocha, Fernando Martín Peña, Fernando Birri, un capítulo dedicado a los
ensayos sobre cine, interludios políticos en la TV TUPI, dedicado al Programa
Abertura con Glauber Rocha como director de escena, programa que apareció al
aire en Río de Janeiro durante un año durante el proceso de democratización de
Brasil, fotografías, biografía, filmografía y bibliografía.
(c)Araceli Otamendi
nota de la editora:
Esta nota fue publicada en una delas primeras ediciones de la revista Archivos del Sur en otro soporte tecnológico. Al no existir más dicho soporte, los contenidos de la revista están publicados en distintos blogs temáticos.
A medida que sea posible, se irán incorporando algunas de esas notas en estos blogs.
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